Ella
y yo habíamos sido muy unidos desde que tengo uso de razón, hicimos miles de
travesuras juntos, nos castigaron y nos premiaron tanto sus padres como los
míos, éramos inseparables, sólo la dejaba cuando Noelia iba de visita y en
ocasiones jugábamos los tres, recuerdo que alguna vez se pelearon por mi
compañía y yo terminé yéndome a jugar con Jaxon, para evitar que el conflicto
entre ellas aumentara, me miraron extrañadas y entonces hicieron equipo y
decidieron ignorarme, así que había logrado mi propósito y sonreí, no me
gustaba que discutieran entre ellas y mucho menos por mí.
Sentí
la humedad de sus lágrimas en mi cabello, Julieta lloraba junto conmigo sin
decirme nada con palabras porque su abrazo lo decía todo, estaba ahí apoyándome
y consolándome, dispuesta a hacerlo cuantas veces fuera necesario, así era
ella, siempre entusiasta y con una sonrisa en los labios, siempre buscando el
lado positivo de la situación, pero en este caso no lo había, ¿qué puede dejar
de bueno la muerte de alguien que amas con todo tu corazón? Lloramos hasta que
no quedaron más lágrimas que derramar y ella se quedó dormida en mis brazos, yo
me quedé mirando al vacío toda la noche, pero cuando sentía que alguien abría
la puerta cerraba los ojos.
Tanto
mi madre como mi padre entraron en varias ocasiones a la habitación, como lo
hacían todas las noches; frustrados, desolados, incapaces de poder hacer algo
para revivirme, me dolía verlos así, pero era mucho mayor mi dolor por la
pérdida de Noelia. También me daba cuenta del sufrimiento de mis hermanos por
verme en ese estado, ha sido la única vez en mi vida donde no vi bromear a
Jaxon ni a Carolinebrincotear con sus ocurrencias, sus rostros eran tristes y
mostraban una total incomprensión por la situación, reflejaban lo
imposibilitados que se sentían para ayudarme, pero yo no quería que lo
hicieran.
A la
mañana siguiente cuando Juelita despertó, me dio un beso en la frente y me dijo
que iba a su casa a bañarse y cambiarse. Regresó al cabo de no sé cuánto
tiempo, traía una cacerola con pan tostado, zumo, leche y mermelada, la
depositó sobre mis piernas y se sentó a mi lado.
– No
tengo hambre – dije y volteé mi cara del lado contrario a donde ella estaba.
– Eso
dices tú, pero tu cuerpo no creo que opine lo mismo, necesitas recuperar las
fuerzas que perdiste en la enfermedad, además aún tienes que tomar
antibióticos, no puedes vivir dependiente de un suero de por vida – dijo
untando mermelada al pan.
– No
quiero vivir, punto, quiero estar con ella, ¿por qué nadie lo entiende?
– Tú
tampoco entiendes que estuvieron juntos el tiempo que tenían que estar, que su
ciclo en esta vida terminó, pero el tuyo sigue – aseguró con su característica
madurez, demasiada para su edad, por cierto.
– Eso
es tan injusto, ¿cómo puedo yo comer y seguir viviendo cuando ella está
enterrada tres metros bajo tierra? – exclamé exasperado.
– Su
cuerpo está enterrado, su esencia está en otro lugar y te apuesto que en uno
mucho mejor que este.
–
Pues yo quiero estar con ella, no me importa dónde sea.
– No
puedes ser tan egoísta Tom, ¿acaso no te importa ver sufrir a tu familia?,
¿quieres que ellos pasen por lo mismo que tú estás sintiendo?, no tienes idea
del enorme dolor que le estás causando a Simone, está desesperada, ya no sabe
qué hacer, y Gordon, Dios, tú sabes que es mi héroe y jamás me imaginé verlo
caído y derrotado… nunca pensé decir esto, pero extraño las bromas y los
chistes de mal gusto de Jaxon y en cuanto a Caroline, es una niña con el brillo
apagado, hablas de injusticias, ¿no te parece una enorme de tu parte lo que le
estás haciendo a tu familia?, los estás arrastrando contigo, si se tratara de
que te dejaras morir sin afectar a nadie, perfecto, no es la mejor opción, pero
adelante, hazlo, sin embargo, te tengo noticias Tom Kaulitz, no estás solo en
este mundo, ¿en serio quieres afectar a cuatro personas maravillosas que están
dispuestas a dar su vida con tal de que tú vuelvas a ser el mismo de antes?,
eso sí es injusto.
–
Comeré sólo un poco, ¿vale?
–
Está bien, hoy un poco, mañana otro y así sucesivamente, por cierto, te traje
un regalo – se levantó después de darme el vaso de leche y sacó un libro de su
mochila – “Todo pasa… y esto también pasará” – leyó en voz alta el título y
continuó.
Y eso
fue haciendo todos los días, casi me daba de comer en la boca y una vez estuvo
a punto de desnudarme y bañarme, pero me ganó el pudor y la saqué del baño. Me
llevaba al parque, nos sentábamos en los columpios a ver la gente pasar, quería
demostrarme que la vida seguía, me leyó infinidad de libros que hablaban sobre
pérdidas y como sobre llevarlas y poco a poco fui recuperando las ganas de
vivir lo único que no, fueron las de volverme a enamorar.
Ahora,
Déjame contarte la historia
De la
llamada que cambió mi destino
El
sonido de mi movil me trajo de vuelta del recuerdo, estaba sobre la mesa de
noche y la vibración lo fue moviendo casi hasta la orilla, lo tomé y vi que era
número restringido, lo cual me sorprendió un poco.
–
Hola – respondí extrañado.
–
¿Estás libre esta noche? – escuché decir a una voz femenina extremadamente
sensual.
–
¿Quién habla? – pregunté al no reconocerla.
–
Respuesta equivocada “cariño”, sabes muy bien que eso no te lo puedo decir,
¿puedes o no puedes verme? – sonó determinada y eso me gustaba en una mujer.
–
Claro que puedo, ¿en dónde, a qué hora y cómo te reconozco?
–
¿Conoces el hotel Ambassy?
– Sí,
estoy como a 40 minutos de ahí.
– En
45 minutos, en el bar, vestido rojo – y colgó sin darme ningún otro detalle.
Sonreí
y moví la cabeza, “vestido rojo, muy original”, pensé, seguro era alguna de mis
compañeras queriendo jugar un poco. En eso me había convertido yo, en un tipo
frío que sólo disfrutaba de un buen sexo.
Cuando
cumplí 16 años mi tío me llevó a un club para que me quitaran lo virginal, me
dijo que nada como el sexo para superar las tristezas y que yo ya estaba en la
edad perfecta para iniciarme. Debo reconocer que yo ya tenía tiempo de haber
descubierto lo bien que se sentía acariciarse y que lo hacía seguido, como todo
típico adolescente pero aquella experta mujer, que calculé yo me ganaría con
unos diez años, me llevó al cielo y de regreso tres veces en esa noche. Así que
le tome el gusto al sexo y seguí practicándolo recordando las palabras de mi
tío:
“Tommm,
sé que eres muy joven, pero mientras más temprano lo sepas y lo entiendas es
mejor, ¿quieres saber el éxito de un matrimonio?, la fidelidad, que tu pareja
pueda ser tu esposa y tu amante a la vez y para encontrarla tienes que conocer
a muchas mujeres hasta que te topes con la que tenga esa dualidad, así que anda
con varias hasta que aparezca esa mujer, sé que todavía te duele lo de Noelia,
pero eres muy joven y podrás superarlo y algún día, en el futuro, encontrarás
esa mujer que sea tu complemento y a la que le serás fiel porque ya habrás vivido
lo suficiente como para tener aventuras clandestinas”.
Así
que entre sus consejos y la pérdida de Noelia me guardé muy bien mi corazón y
sólo entregaba el cuerpo.
Tomé
mi chaqueta, las llaves de mi coche y salí en dirección a aquel hotel. Al
llegar al bar había poca gente, así que me fue fácil localizarla, estaba
sentada al frente de la barra, era muy hermosa, de cabello largo y con un
vestido rojo bastante sensual, corto a morir, sólo cubría lo que tenía que
cubrir y el escote tanto al frente como atrás era excitantemente pronunciado,
sonreí satisfecho y me acerqué, de inmediato volteó y me dio la sonrisa más
sensual y provocativa, bebió el último trago de su copa y después se puso de
pie y, sin decir nada, la seguí.
Subimos
al elevador y presionó el número diez, esperamos a llegar a ese piso y después
salimos, caminamos y a la mitad del pasillo deslizó la tarjeta en la puerta y
entramos, encendí la luz y no me dio tiempo a hacer nada más porque me acorraló
en la pared besándome con furia y, sin más preámbulos, llevó su delicada mano a
mi masculinidad que acarició sobre mi pantalón, así que en respuesta, puse mis
manos sobre sus nalgas y se las apreté por debajo del minúsculo vestido que
traía puesto, le jalé el hilo de la tanga y rompió el beso para exhalar
excitada, besó y mordisqueó mi cuello mientras yo seguía jalándole el hilo con
una mano y con la otra le apretujaba la nalga.
Se
separó y se quitó el vestido mientras yo me quitaba la chamarra y empezaba a
desabrochar rápidamente mi camisa, ella terminó de quitármela y lamió mi torso,
mordisqueó mis pezones y yo empecé a gemir. Bajó por mi abdomen y con una gran
habilidad desabrochó mi pantalón y liberó mi miembro ya excitado, se lo llevó a
la boca y comenzó a darme placer con ella. Yo recargué mi cabeza en la pared y
cerré los ojos concentrándome en sus profundas caricias, puse mis manos en su
cabeza para empujarla más. Siguió y siguió en tanto yo no paraba de gemir y de
pronto, sentí como llegaba al orgasmo mientras ella me acariciaba con la mano colocando
mi miembro sobre sus senos donde terminé. Después se llevó ahí sus dedos y los
chupó empapados con mi líquido.
Saqué
el condón de la bolsa del pantalón y terminé de quitármelo mientras ella se
despojaba del tanga. Nos besamos desenfrenadamente mientras caminábamos hacia
la cama, cuando sentí el borde con mis piernas, la tomé y la arrojé a ella, me
sonrió. Me puse el condón y me tendí sobre ella, lamí su oreja y con mis
dientes hice prisionero su lóbulo mientras ella gemía deliciosamente, bajé por su
cuello mientras le metía dos dedos en su intimidad que estaba más que mojada,
llegué a sus senos y los chupé, mordí sus pezones que ya estaban erectos.
–
Métemelo ya – ordenó con su voz retorcida enterrando sus uñas en mi espalda.
CAPITULO
# 39
Pero,
a cambio sólo le frote su sexo, quería enloquecerla un poco más, ella abrió las
piernas y entonces me introduje con rudeza, ella enterró sus manos en mi
espalda y comencé a moverme rápidamente mientras me comía sus senos
alternadamente, ella bajó hasta mis nalgas y me las apretó, pidiendo con ello
que me introdujera más profundo, se escuchaba el sonido de nuestros cuerpos al
chocar, los intensos gemidos de ambos y seguí moviéndome sin parar, de pronto
un grito de ella inundó la habitación cuando llegó al orgasmo, a mí me faltaba
aún, así que me apoyé con las manos sobre la cama para hacer los últimos
movimientos casi salvajes y terminé.
Me
acosté a su lado sin decir nada, tratando de recobrar el ritmo normal de mi
pulso y mi respiración, aún estaba jadeando y cuando estuve controlado me
levanté para quitarme el condón y tirarlo en el bote de basura.
–
¿Quién te dio mi número? – pregunté intrigado, una belleza así no hubiera
pasado desapercibida por mí, si estuviera en la universidad.
–
Otro integrante del club.
–
¿Del club? – exclamé más intrigado, pertenecía a un par en la universidad, pero
no encontraba quien pudiera conocerla.
–
Demasiadas preguntas, bien sabes que eso quebranta las reglas – respondió y me
abrazó por atrás, acariciando mi abdomen.
–
¿Reglas? – dije extrañado.
–
Espero que traigas otro condón y que aún tengas energías – fue su respuesta y
se paró frente a mí para volver a besarme.
Ahora
ella tomó el control y me tiró sobre la cama, después fue y tomó mi pantalón,
buscó en los bolsillos y encontró con rapidez lo que estaba buscando y sonrió.
Se acercó a mí y se tumbó sobre mi cuerpo, me besó y mordió mis labios mientras
su mano subía y bajaba por mi masculinidad que respondió a sus caricias. Se
sentó a horcajadas sobre mí y sacó el contenido de la envoltura, me lo puso
deslizando sus dedos y una vez que terminó, lo tomó con su mano y lo llevó
hasta su centro para introducírselo. Comenzó a subir y bajar y mis manos se
aferraron a su cintura para ayudarla en sus movimientos, se acariciaba sus
senos y jalaba sus pezones, aumentó la velocidad y yo también buscando
desesperadamente el objetivo hasta que lo logramos, nuevamente ella primero e
instantes después yo. Se bajó luego de unos segundos, tomó su ropa y se vistió
sin decir palabra alguna.
–
¿Volveré a verte?, no me has dicho tu nombre – dije desde la cama.
–
Creo que eres nuevo en esto, quizá vuelva a llamarte, gracias por el momento –
respondió y salió de la habitación dejándome con mil preguntas en mi cabeza.
A la
mañana siguiente me encontraba cerrando la última caja cuando sonó mi celular,
era David, así que de inmediato le contesté.
–
Hola viejo, ¿cómo estás? – saludé mientras me sentaba en la cama.
– Muy
bien, ¿y tú?
–
Bien, aquí ya preparando todo para mandarlo por paquetería a mi casa.
– Al
fin terminamos la carrera, por cierto, ¿te gustó tu regalo de graduación? –
preguntó con su característica sonrisa.
–
¿Cuál regalo? – exclamé volteando a todos lados a ver si había algo que no
fuera mío.
– El
de anoche… la chica – respondió volviendo a reírse.
– Ah,
¿con que tú fuiste el que le dio mi teléfono?, claro, no podría haber sido
alguien más, por supuesto que me gustó amigo, la chica era un bombón.
–
Bienvenido al club.
–
¿Club?, ¿de que rayos estás hablando? – dije desconcertado y su respuesta fue
una carcajada que no supe como tomar.
–
Resulta mi amigo que hace cinco meses fui invitado a pertenecer a un exclusivo
y secreto club de sexo, de gente de nuestro nivel social y uf, es la gloria,
así que conociendo tu historial de la universidad, eres el candidato perfecto
para pertenecer a él – explicó David.
–
Pero, ¿cómo te atreves a meterme sin consultarme primero?
–
Vamos Tom, no te vas a hacer el santurrón conmigo que te conozco bien, ¿a poco
no disfrutaste la experiencia de anoche?, tú mismo dijiste que la chica era un
bombón, así que no te hagas el ofendido.
– Es
que tan siquiera me hubieras avisado viejo, ahora comprendo varias cosas, ¿qué
es eso de las reglas?
– Ah,
es que el club se rige por tres rigurosas reglas que no hay que romper, tú
sabes se trata de mantener esto en secreto, no tienes idea de quienes
pertenecen a él, por eso te digo que es la gloria, a muchos no les conviene que
salga a la luz pública. Las reglas son simples: uno: no nombres, dos: no
preguntas personales, tres: no lazos afectivos, así que, como verás, se trata
única y exclusivamente de gozar de un buen sexo sin ningún tipo de compromisos,
así como nos gusta a ti y a mí.
–
Sexo entre desconocidos, ¿ah?
– Así
es mi amigo, de lo más excitante, aunque puede que te encuentres con alguna
chica famosa, pero tú pretende que no la conoces, ese es el juego, yo tengo mi
regla personal, no más de tres revolcones con la misma, eso crea lazos y sería
romper con una de las reglas, te vas a divertir, ya lo verás.
– ¿Y
a ti quien te invito?
– Un
amigo, por cierto, casi lo olvido, existe una cuarta regla: no repartir los
teléfonos indiscriminadamente y menos a desconocidos, te digo que es exclusivo,
puedes pedir más teléfonos o proporcionar otros, como yo lo hice en tu caso,
pero siempre y cuando sea gente de nuestro nivel social y que sea sumamente
discreta.
– ¿Y
si no quiero pertenecer?
– Ay
por favor, Tom, en primera, ya estás dentro, en segunda, sé muy bien que no
podrás resistirte, así que recuerda muy bien las reglas y si por algún motivo
te encuentras en la calle con alguna de las chicas, recuerda, tú no la conoces
y olvida volver a citarla, la cosa es que no se sepa nada de la vida personal.
–
Pues hoy me regreso a Seattle.
– Por
eso no hay problema, en un momento te mando el teléfono de una preciosa chica
que vive allá, el club es nacional, así que donde quiera que te encuentres
podrás conseguir a alguien, así que tú diviértete, hermano, como lo hemos
hecho.
–
Bueno viejo, pues te dejo, ya vinieron a recoger mis cosas.
–
Vale, seguimos en contacto, nos vemos.
CAPITULO
# 40 (FIN DEL MARATOM)
A los
dos minutos que colgamos, me llegó un mensaje al movil con el teléfono de la
chica, la clave y las reglas, aún no estaba seguro de querer participar en ese
juego....
Se
llevaron todas las cajas, después tomé mi maleta y miré por última vez aquella
habitación que había sido más que eso, había sido mi guarida, mi refugio, la
que sabía de todos mis proyectos, mis sueños y mis alocadas aventuras de
universitario. Bajé las escaleras, me despedí de algunos compañeros que me
encontré en el camino y subí al taxi que ya me esperaba para llevarme al
aeropuerto.
Al
llegar al de Seattle me estaban esperando mis padres y Julietta, que sostenía
un gran cartel que decía “Bienvenido a casa Licenciado Kaulitz”, yo sonreí y
corrí a su encuentro, primero abracé a mi madre que estaba más que feliz de
volver a verme, la cargué y le di vueltas, después varios besos en ambas
mejillas, ella sólo sonreía. Luego abracé a mi padre, que me dio un apretón en
la espalda y unas palmaditas en una mejilla y por último le di un gran abrazo a
Julieta.
– ¿Y
Jaxon? – pregunté al no verlo ahí.
–
Tuvo entrenamiento hijo, ¿qué tal el vuelo? – respondió mi madre abrazándome.
– Muy
tranquilo ma, me dormí casi todo el trayecto.
– Que
gusto tenerte en casa.
– A
mí también me da mucho gusto regresar.
Caminamos
al estacionamiento y subimos al auto de mi padre, les fui platicando del
proyecto que tenía en mente y que me asociaría con dos de mis compañeros para
llevarlo a cabo. Mi padre me platicó como iba la fundación que dirigía y mi
madre me dijo que estaba muy emocionada porque tendría una exposición en Nueva
York la siguiente semana. Julieta me anunció feliz que ya había conseguido
trabajo. Al cabo de unos minutos llegamos a la casa, bajé mi maleta de la
cajuela y entramos. Sonreí enormemente cuando se escuchó el grito de sorpresa y
vi a mis hermanos, amigos y otros familiares en la sala de la casa.
De
inmediato corrió la duendecillo de mi hermana a colgarse de mí, la abracé con
fuerza y le di vueltas en el aire. Después me abrazó Jaxon, el recién casado,
tenía apenas un par de meses de haber regresado de su luna de miel. También me
dio un gran abrazo Diana y luego su pequeño hermano Dylan. Seguí saludando a
los presentes, entre ellos mis tres tíos.
– Que
gusto me da verte Tom, ya eres todo un hombre, que alegría que ya hayas
terminado hasta la maestría – dijo el tío Eduardo después de darme un gran
abrazo.
– A
mí también me da gusto verte tío, gracias por estar aquí.
– Ni
lo menciones, no me podía perder tu regreso, en la noche nos vamos a festejar,
¿eh?, un amigo acaba de abrir un table–dance y las chicas están de lujo, nos
llevamos a tu hermano que el hecho de estar casado no le impide ver el menú y
de paso al noviecito de tu hermana para que vaya aprendiendo.
– Si
Caroline se entera te ahorca.
– No
le vamos a decir, ya arreglé todo y hasta tu padre nos va a acompañar, será una
noche de hombres memorable.
– ¿Te
puedo robar a mi hermano, tío? – exclamó Caroline colgándose de mi brazo.
– Por
supuesto nena – respondió y se fue con el resto de sus hermanos.
– Te
hacía en Francia pequeñuela – dije apretándole cariñosamente la nariz.
– Es
que este fin de semana será largo porque hoy es día feriado, llegué en la
mañana, muy temprano y me voy el domingo a mediodía.
–
Pues eso me da mucho gusto, aunque igual estaba planeando ir a visitarte.
–
Súper, puedo enseñarte algunos lugares maravillosos y muy románticos para
cuando tengas novia la lleves para allá.
–
Sabes que eso de las novias no es lo mío.
– Pero,
el amor es maravilloso Tom, pensé que ya habías superado… – guardó silencio, no
quería herirme con ese tema – yo soy tan feliz con Dylan, nos amamos tanto,
aquí entre nos, él también irá a verme, estará diez días allá.
– Que
bueno que me dices, ahora le preguntó cuándo parte para yo programar mi viaje
en la misma fecha.
– Ay
no seas celoso ni posesivo hermano, ya sé cuidarme ¿vale?, vivo sola del otro
lado del océano.
– Era
broma, sé que puedo confiar en ti y no te voy a prohibir que hagas las cosas,
sé que no necesita viajar tu novio para que te portes mal, sólo cuídate y
siempre piensa en las posibles consecuencias.
– Eso
hago, teniendo de padre a un doctor no puede ser de otra manera, recuerda:
–
¡¡¡Prevención!!! – exclamamos los dos al mismo tiempo y nos largamos a reír.
–
Cuenten el chiste, ¿no? – dijo Jaxon acercándose a nosotros.
–
¿Cuál es la frase predilecta de papá? – preguntó Caroline divertida.
– La
medicina debe ser preventiva no curativa, así que ante todo prevención –
respondió en tono ceremonioso y volvimos a reírnos – por cierto hermano, te
tengo un regalo de graduación, está en tu habitación, vamos.
– Ay
yo quiero ver que es – exclamó Caroline.
– Es
cosa de hombres, tú no puedes venir
–
Ash, me chocan cuando hacen su club de Tobi, voy con Dylan.
De
inmediato pensé en el regalo de David, pero a pesar de que mi hermano estaba un
poco chiflado no lo creía capaz de meter en la casa a una mujer, me reí para
mis adentros, él se dio cuenta y me miró con cara de interrogación, pero yo
moví la cabeza negativamente como diciéndole que no era importante.
Subimos
las escaleras y caminamos rumbo a mi habitación, como siempre era la última del
pasillo. Entramos y en la cama había una caja, yo lo miré y me pidió que la
abriera, así que eso hice y me encontré con que se trataba de una dotación de
preservativos.
–
Acabo de firmar un contrato para ser la imagen de esa marca durante cinco años,
así que me estarán surtiendo de este material, pero yo ya no los necesito y
conociéndote, sé que te harán falta.
–
Gracias hermano, no me esperaba que de esto se tratará.
–
Recuérdalo siempre: ¡prevención!
Nos
reímos una vez más y después bajamos. La fiesta siguió, comimos y después me
puse a hablas con Julieta.
–
Cuéntame de tu trabajo.
–
Estoy feliz, seré maestra de una secundaria, la más prestigiada de Nueva
Jersey.
– ¿Te
mudarás a Nueva Jersey? – pregunté sorprendido.
– Sí,
¿tú crees?, en un mes tengo que estar allá.
–
Felicidades – exclamé y la abracé.
Como
a las diez de la noche el tío Eduardo empezó a reclutar a todos los hombres.
Jaxon no estaba muy seguro de acompañarnos, pero finalmente lo hizo. Dylan
estaba nervioso porque acababa de cumplir la mayoría de edad y sería la primera
vez que iría a un lugar de ese tipo.
Llegamos
y nos sentamos en una mesa al lado de la pista, la primera chica que salió era
una morena, hermosa y muy bien dotada de todas las partes de su cuerpo, la
segunda fue una rubia impresionante y cuando salió la tercera ya teníamos
varias copas encima. De pronto, la morena se acercó y me tomó de la mano, me
llevó a un privado y me hizo un baile exótico y demasiado sensual, la única
condición era no tocarla, ¿y qué se supone que haría si me estaba excitando?
Llegamos
a la casa a las cuatro de la madrugada, yo estaba demasiado cansado, entre el
viaje, la fiesta y el alcohol, en cuanto puse la cabeza en la almohada me quedé
profundamente dormido. Cuando desperté. como a mediodía, tenía una erección, la
morena había hecho muy bien su trabajo y había tenido un sueño húmedo de esos
memorables que despiertas con la sangre hirviendo, tuve que acariciarme para
tranquilizarme un poco, aunque no era lo mismo que hacerlo con una mujer, pero
al menos calmaba las ansias.
Por
la tarde llevaron mis cosas y empecé a desempacar. Cuando terminé recibí un
mensaje a mi movil, de David, donde me decía que sí me acompañaba a París y
entonces, recordé su famoso club o sociedad secreta y dadas las circunstancias
de la noche anterior, viendo bailar a despampanantes mujeres desnudas y sin
poder tocarlas me sentía bastante inquieto, así que busqué el número que me
había dado mi amigo y lo marqué, una hermosa y sensual voz me respondió.
–
¿Estás libre esta noche? – pregunté también en tono sensual.
– Sí,
¿en dónde te veo?
– ¿Te
queda cerca el hotel Saint Regis?
– Sí,
te veo en media hora en el bar, traigo un vestido negro, con una abertura de
lado.
–
Entendido, en media hora te veo.
Metí
la mano en la caja y tomé varios condones que después metí en la bolsa de mi
pantalón, agarré las llaves de mi carro y bajé corriendo las escaleras. Mi
familia veía televisión, les dije que volvía más tarde y salí a toda prisa. A
la velocidad que yo manejaba llegué en menos de veinte minutos al lugar de la
cita, pagué una noche de hospedaje y me entregaron la tarjeta de la habitación.
Entré al bar y no vi a ninguna chica con un vestido como el que me habían
descrito, así que pedí un vodka mientras esperaba. Diez minutos después, una
impresionante chica se sentó a mi lado en la barra, cruzó la pierna y en
seguida supe que se trataba de ella, así que le guiñé el ojo y ella me sonrió
de vuelta. Pagué mi trago y me levanté al mismo tiempo que ella.
Nos
dirigimos al séptimo piso. El verle el cortísimo vestido y el profundo escote
que lucía me encendió más de lo que ya estaba, así que cuando estuvimos dentro
de la habitación la besé ansiosamente mientras me quitaba la chamarra y
caminábamos al centro donde alcancé a ver una mesa, la doble ahí, con su cara
sobre la superficie, subí desesperado el vestido y sonreí al ver que traía
tanga, me ahorraría unos preciados segundos, con la misma desesperación abrí mi
pantalón y liberé mi ya erecto miembro, me coloqué el condón y debo reconocer
que me porté bastante egoísta porque no me importó saber que tan excitada
estaba ella, lo único que quería era saciar las ganas.
Le
hice a un lado el tanga y entré en ella con fuerza, emitió un grito y pude
percibir que no estaba muy mojada, pero seguí impulsándome mientras jadeaba y
poco a poco ella fue mojándose más y más hasta que empecé a escuchar sus
gemidos de placer, entonces, incrementé el ritmo de mis movimientos al tiempo
que le apretaba las nalgas que se pusieron rojas de inmediato debido a su
blanca piel. No tardé mucho más en llegar al orgasmo y mi grito fue casi
bestial, después de terminar completamente me salí de ella y me quité el
condón.
-¿Así
que te gusta jugar rudo? – exclamó seria.
– Lo
siento, no suelo ser así – dije y ella se largo a reír.
– Me
gusta la rudeza, ¿sabes?, eres justo lo que necesitaba para divertirme esta
noche.
–
¿Con qué te gusta la rudeza?, ¿y qué piensas hacerme ahora?
Me
dedicó una maquiavélica sonrisa y se acercó a las cortinas, les quitó los
cordones con los que estaban amarradas y después se acercó a mí, mirándome
malévolamente y yo le sonreí divertido. Me empujó con todas sus fuerzas sobre
la cama, se subió en mí y me besó, después tomó una de mis manos y la ató al
borde de la cama, volvió a besarme y luego ató la otra mano.
Se
bajó de la cama y se desnudó, después regresó a su posición, inspeccionó los
bolsillos del pantalón y sacó otro condón, terminó retirándome el pantalón y el
bóxer y me puso el condón lentamente. Yo estaba que explotaba ya, jamás había
estado en una situación así, en la que no podía interactuar con mi pareja, ella
volvió a sonreírme malévola y se sentó sobre mí, absorbiendo todo mi miembro en
su interior y comenzó a moverse a su ritmo, empeñada ahora ella en gozar, se
pellizcaba los senos, se mordía los labios en tanto subía y bajaba, después se
tumbo en mí, lamió mis labios y me impidió besarla, de pronto sentí que
estallaba y se lo hice saber
– Yo
aún no termino “amor”, así que más te vale que aguantes – amenazó y comenzó a
moverse salvajemente sobre mí hasta que instantes después terminó, dejándome el
miembro adolorido.
Y así
comenzaron mis aventuras en aquel club, que yo preferí llamarle sociedad
secreta, incluso secta por eso de las reglas, las cuales fui dominando hasta
volverme un experto, y sí, me llegué a topar con alguna modelo famosa, hasta
una artista de televisión me toco en una ocasión. Entonces, poco a poco fui
volviéndome más frío en los encuentros, probé varias y muy variadas mujeres,
con fantasías diferentes, aprendí y mejoré varias técnicas en el arte del sexo.
En
cuanto a mi vida familiar, mi padre me pidió que me asociara con él en su
fundación y acepté de inmediato. Visité a Caroline tres veces mientras
estudiaba en Paris, dos de ellas haciéndole compañía a Dylan y asegurándome
bien que durmiera en su cuarto del hotel, aunque se me llegaron a escapar
juntos algunas veces, por supuesto, eso yo se los hacía creer a ellos, sabía
bien que necesitaban privacidad y que estaban completamente enamorados, además,
Dylan era un chico bien portado que estudiaba música y que moría por mi
hermana, estaba seguro que jamás haría algo para dañarla.
También
acompañé a Julieta cuando se mudó a Nueva Jersey, donde por cierto, me enteré
que estaban rematando un viejo hotel de la ciudad porque el dueño había hecho
un mal negocio que lo había dejado en bancarrota, así que solicité un préstamo
y lo adquirí para remodelarlo, fue mi primera gran inversión y con el tiempo me
compré un departamento en esa ciudad, lo cual hizo inmensamente feliz a Julieta,
porque ya no estaría tan sola, aunque al poco tiempo de mudarse empezó a andar
con un chico que conoció en el metro y no tardaron en vivir juntos.
Seguí
con mis inversiones, rescatando viejos hoteles para remodelarlos, adquirí un
departamento cercano a la casa de mis padres en Seattle y con el tiempo una
pequeña casa en Las Vegas, ya que me gustaba ir a apostar de vez en cuando. Y
el tiempo siguió su curso, hasta que un día algo inesperado sucedió que le dio
un giro a mi vida de 180°.
Hola!! como estan? espero que Bien! Bueno aqui esta otro pedazo de la vida de Tom :3 Espero les guste y hay algo que debo decirles. Estoy Ahorrando! para que? para el concierto de One Direction! y pues esto va a afectar un poco en los dias que voy a agregar caps porque? porque como yo en mi casa ya no tengo internet por problemas en mi casa y falta de dinero no podre agregar para no gastar asi que solo podre agregar 2 dias a la semana :) que serian lunes y viernes :D si no llegara a agregar cualquiera de esos dias no se preocupen! sera al otro dia pero solo seran 2 dias no podre agregar todo los dias porque debo ahorrar :) Espero y me entiendan! no quiere decir que no agregare si lo hare pero ya no todos los dias :) con respecto a la historia de AMOR PROHIBIDO por el momento la cancelare ... no para siempre sino cuando ya este bien y tenga ganas de escribir, yo les avisare cuando la termine mientras no ... Entiendanme porfa! Bueno hasta pronto y que esten Bien :)
jajajajajaja ahi esta Tom habla que habla XD jajajajaja bueno !! muy interesante la historia de Tom !!! muero por ver esa relacion sin sexo O: bueno con respecto a tu causa !! te apoyo aunq sera extranio pero pues ni modo !! me alegra que puedas ahorrar !! ojala yo ir contigo a ver a esos *-* bellos !!! :Q___ espero que cuando sea el concierto disfrutes :3 MUCHO MUCHO MUCHO !!! y pues nos leeremos despues :3 gracias por subir !!!
ResponderEliminarTom tan explucito contando sus aventuras!! No se perdio detalle hahahaha
ResponderEliminarVirgii te entiendo y comprendo a ahorrar entonces..
Ojala pronto subs en amor prohibido.. Me encanta la fic. Soguela cuidate :)
jajajaj Tom si que no se olvida de ningún detalle jajaja están increíbles los caps....espero y si puedas ir al concierto y disfrutes mucho ...y por los caps no te preocupes que esperaremos por ellos :) bueno te cuidas :)
ResponderEliminar:O:O q interesante es la historia de Tom jajaja q finuuu me gusto mucho su historia jejejeje pero me encanto cuando dijo q hasta q algo inesperado ocurrio en su vida q le dio un giro en su vida de 180 jajaja esa fue (Tu nombre) amo la fiic es una de las mejores q he leido..
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