CAPITULO # 25
Por la tarde, salí a almorzar con Victoria y le conté lo
que había sucedido.
– Lo sabía __, no en vano ella lo tenía en un altar, era
porque se estaban acostando.
– Nunca lo sospeché, alguna vez sí pensé que estaba
enamorada de él por la forma en que se expresaba pero no imaginé que tuvieran
un amorío.
– Las relaciones humanas son difíciles ___, y los hombres
son muy débiles, caen fácil ante el sexo, por eso ahora debes tener mucho más
cuidado, veme a mí.
– Y, por cierto, ¿cómo van las cosas con Chris?
– Ya iniciamos los trámites del divorcio, mañana es la
primera audiencia.
– Entonces, ¿no hubo arreglo?
– No ___, nos hemos dado cuenta que nos casamos sin
conocernos, cegados por el fuego de la pasión y aunque ese todavía está
presente no es lo único que mantiene viva una relación, algún día se acabara y
entonces, ¿qué nos quedara?, somos completamente distintos, no tenemos nada en
común, así que no tiene caso seguir juntos.
En eso mi movil sonó, lo tomé y era número restringido,
no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quien
se trataba.
– Hola – respondí de lo más normal.
– Vaya, hasta que me contestas, ___, me tenías con el
alma en un hilo, ¿sabes dónde estoy? – escuché su voz aterciopelada con un tono
de preocupación.
– No tengo la más remota idea, por la hora que es y
considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar.
– Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un
boleto para Nueva Jersey, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no
has contestado mis mails y no había podido comunicarme a tu telefono , me
tenías sumamente preocupado.
– Tom, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy
ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes por qué alarmarte.
– Está bien, entiendo, discúlpame por ser tan aprensivo
pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien
___, por favor.
– Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte… por
cierto, ya compré la webcam.
– Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré
cuando allá sean las 10 de la noche, ¿vale?
– Pero, Tom, allá serán las tres de la mañana, tienes que
dormir.
– No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me
adapto bien al cambio de horario.
– Sigo pensando que estás loco.
– Claro que lo estoy, pero por ti.
– ¿De verdad?
– ¿Y por qué lo dudas?, si no estuviera loco por ti no te
escribiría todos los días ni estaría ahora a punto de regresar a Estados Unidos
sólo para asegurarme que estás bien, debes tenerme confianza, corazón.
– Lo sé – respondí con un suspiro.
– ¿En serio estás bien __?
– Sí, anda, ya ve a cenar, no es necesario que vengas.
– Está bien, entonces nos vemos a esa hora, ¿sí?
– Vale, hasta entonces.
– Cuídate mucho corazón, por favor, te mando muchos
besos.
– Yo también, adios.
Llegué a casa y cené mientras veía la televisión, no me
quise cambiar de ropa porque vería a Tom por la webcam, lo cual me tenía
nerviosa. La conecté y verifiqué que sirviera, me tomé una foto y la puse en el
messenger. A las diez en punto él se conectó y de inmediato me escribió hola y
me mandó la invitación para la video llamada, sonreí y la acepté.
– Hola mi preciosa ¿cómo estás? – preguntó en cuanto nos
vimos.
– Bien, ¿y tú? – respondí saludándolo con la mano.
– Feliz de verte, aunque me gustaría más estar contigo.
– ¿En serio no tienes sueño?
– No, por supuesto que no, tú me lo quitas, me haces
falta, ¿ya te lo había dicho?
– Sí, en cada correo electrónico que me escribes –
respondí y puse mi mano en la pantalla del notebook y él hizo lo mismo – ¿qué
es lo que más extrañas de mí?
– ¿Por dónde empezar?, tu sonrisa, tus ojos, el aroma de
tu cabello, tus besos, tus caricias, tu sensualidad, el calor de tu cuerpo, tus
manos en mi espalda, tu respiración errática, tu forma de perder el control –
se quedó en silencio y una sonrisa traviesa escapó de sus labios – ¿qué tal si
jugamos un poquito ___?
– ¿Jugar?, ¿a qué? – pregunté haciéndome la tonta porque
bien sabía a qué se refería.
– A que estamos juntos y vamos haciendo lo que nos
digamos, tú sabes, cositas que nos haríamos el uno al otro – respondió y me
guiñó el ojo lamiéndose los labios.
– Está bien, pero tú empiezas y yo te sigo, ¿sí?
– Vale, suéltate el cabello y acomódate bien en la silla,
muy bien, ahora cierra los ojos y concéntrate en mi voz, imagina que estoy ahí
contigo, parado frente a ti y empiezo a acariciar suavemente tu cuello, eso es,
imagina que es mi mano y la deslizó hasta llegar al primer botón de tu blusa y
lo desabrochó, voy bajando desabrochando los demás, al terminar, acarició tus
pechos, así, despacio, en círculos, muy bien __, ahora con la otra mano,
imagina que la deslizó por el interior de tu muslo, por debajo de tu falda, justo
así, te acarició por encima de tu ropa interior y voy sintiendo tu humedad, mis
dedos se abren paso y finalmente alcanzan tu interior, comienzo a acariciarte
despacio, suave, placentero, eso es hermosa, no te detengas, siénteme, oh sí,
tus jadeos me fascinan, sigue así, un poco más, otro poco, ay __, no tienes
idea cuanto me encantaría ser verdaderamente yo quien te estuviera acariciando.
– A mí también, Tom – abrí los ojos y vi que él también
estaba acariciándose, me lamí los labios – yo te llenaría de besos el torso y
bajaría por tu abdomen, seguiría bajando y dejando más besos, cuando sintiera
que yo no pudieras más te ofrecería entrar en mí, lento, constante, como sólo
tú sabes hacerlo, oh Tom, así me encanta, sigue moviéndote, hazme tuya,
enloquéceme, no pares, falta poco.
Ya no pude pronunciar palabra alguna, un intenso gemido
salió de mis labios y cerré los ojos al sentir que llegaba al clímax con mi
corazón latiendo a mil, ¿cómo podía hacerme sentir eso cuando estaba a
kilómetros de distancia? Apreté los ojos, me daba vergüenza verlo, ya no era
más una desenfrenada desconocida, era una mujer completamente enamorada de él.
– Eres extraordinaria __, jamás me cansaré de decirlo.
– Y tú también, me haces hacer locuras que jamás imaginé
– dije abriendo los ojos.
– Bendita sea la tecnología.
– ¿Me esperas?, voy a lavarme las manos.
– Está bien, pero no tardes.
Regrese al cabo de cinco minutos y él ya había vuelto a
ponerse el pantalón del pijama.
– ¿Cómo te sientes? – pregunto sonriente.
– Relajada.
– Me encanta haber contribuido con eso – se puso serio y
suspiró – ____, no quiero arruinar el momento pero necesito saber algo que me
está quemando… ¿ya terminaste con él? – añadió.
– Sí, descubrí que andaba con otra, curioso, ¿no?, ambos
vivíamos en una mentira.
– Lo sabía, por eso no quería que te tocara.
– ¿Qué dijiste?, ¿tú sabías que Zayn tenía una amante? –
exclamé más que sorprendida – ¿Cómo lo supiste? – agregué un tanto molesta.
– Un día lo vi en un restaurante, pero él no se dio cuenta.
– ¿Por qué no me lo dijiste cuando te lo pregunté?
– Porque no sabía si ibas a creerme, no quería parecer
intrigante.
– ¿Qué clase de excusa es esa? – dije exasperada – yo
pensando que no querías que me tocara porque estabas celoso y resulta que sólo
era porque sabías que se estaba acostando con otra.
– Por supuesto que estaba celoso y mucho más sabiendo lo
que él te ocultaba.
– ¿Mira quién habla de ocultar cosas?, primero lo del
coche y ahora esto, ¿cómo me pides que confié en ti si haces cosas que no son
para ganarse mi confianza?, ¿en qué más me has mentido?, aparte de esto y de
decirme que te irías a un viaje de negocios cuando en realidad te fuiste a
descansar a Las Vegas, ¿en serio Julieta es sólo tu amiga?, ¿o es igual de
buena para mentir que tú?, ¿qué clase de relación retorcida mantienen?
– ¿Cómo puedes decirme eso ___?, por supuesto que Julieta
sólo es mi amiga y si no nos crees pregúntale a Caroline
– Ahora el ofendido eres tú, ¿no?, ya parece que tu
hermana va a saber lo que en realidad hay entre nosotros, ¡por favor!
– Es que estás llevando esto al extremo, ¿vale?, sí te
oculte lo de Zayn, porque sé el cariño que le tienes y no quería lastimarte,
__, tuve más de una ocasión para gritártelo, estuve a punto de hacerlo cuando
los vi en la cocina besándose, pero a pesar de mi rabia y de mis celos no iba a
ser yo quien te quitara la venda, no iba a tener un enfrentamiento con él
frente a ti porque sabía que te dolería, no iba a ponerte entre la espada y la
pared, no soy así ___ , estaba seguro que algún día te enterarías.
– Que sobreprotector resultaste – exclamé cruzándome de
brazos.
– Pues sí, así soy y si te engañe en lo del coche fue
para estar más tiempo contigo a solas, sin que ellos estuvieran cerca y lo del
viaje de negocios no fue del todo mentira, si fui a Las Vegas fue porque sabía
que irías con Zayn, quería tenerte cerca y quería ver cómo era tu relación con
él.
– ¿O sea que todo lo hiciste premeditado?, eres increíble
y yo soy una tonta por seguir con esto – dije molesta y cerré la ventanita y la
sesión del Messenger.
CAPITULO # 26
Me llevé las manos a la cara, ¿qué clase de hombre era en
realidad Tom Kaulitz y qué era lo que verdaderamente quería de mí?, yo
enamorada de él como tonta y él con sus jueguitos tontos. En eso, sonó mi movil
y vi que era número restringido, no quise discutir más con él y lo apagué,
necesitaba pensar y analizar lo que iba a hacer, confiar en él, que fácil se
dice, ¿cómo iba a hacerlo con esas actitudes?
Al otro día que llegué a la oficina tenía una página
completa de mails de él, en el asunto decían perdóname y léelo por favor, pero
no quise hacerlo, no estaba dispuesta a iniciar una relación a base de
mentiras, si con Zayn todo había empezado bien y como había terminado, ¿qué
podría esperar de una relación que desde el principio había mentiras y engaños?
No quise pensar en el asunto y me concentré al máximo en el trabajo, tenía
miles de cosas que hacer y apenas iban a iniciar la búsqueda de la persona que
reemplazaría a Olivia.
Al día siguiente seguía igual, metida en el trabajo, ni
siquiera salí a almorzar, lo bueno es que ya habían entrevistado a una chica,
ojalá la contrataran. Estaba concentrada en el ordenador haciéndole cambios a
un logotipo cuando tocaron mi puerta, al darme la vuelta vi que había un enorme
oso de peluche blanco con una carta entre sus brazos, me levanté de la silla
curiosa, el sobre decía, “Léeme por favor”, una sonrisa escapó de mis labios,
tomé el sobre y lo abrí.
“Tienes razón en pensar esas cosas de mí, no puedo pedir
tu confianza cuando soy el primero que la traiciona, pero no tienes idea de lo
que siento por ti, es mucho más fuerte que yo y me asusta, porque aun sin
conocerte demasiado te has metido hondo en mi corazón y no sé qué sería de mí
si tú no sintieras lo mismo, ____ , hace mucho que rompí la tercera regla, incluso
antes que las otras dos, eres lo más importante para mí y estoy dispuesto a
hacer lo que sea con tal de demostrártelo.
Tuyo por siempre
Tom Kaulitz”
Me quedé estática al leer la nota, ¿qué era lo que estaba
tratando de decirme?, ¿qué él también estaba enamorado de mí como yo de él?
– Perdóname por favor, nunca fue mi intención herirte,
pero cuando se trata de ti pierdo la perspectiva de todo, no puedo pensar
coherentemente, se me ocurren las más extrañas locuras, por eso estoy aquí, no
me importó faltar a la junta de socios con tal de venir a aclarar las cosas
contigo – dijo en el umbral de la puerta.
Yo estaba completamente emocionada, entre el oso, las
palabras de la carta, lo que acababa de decirme de su propia boca y el gesto de
haber volado sólo para arreglar las cosas, no podía hablar, pero entonces, la
parte cruel de mi ser salió a flote, quería ver qué tanto más estaba dispuesto
a decir o hacer con tal de que lo perdonara.
– Por mí puedes regresarte a tu junta – le di la espalda
antes de que la sonrisa sádica se me escapara de la cara y se acabara mi
actuación, porque lo que en realidad quería hacer era echarme en sus brazos y
besarlo – yo también tengo mucho trabajo.
– No me digas eso __, por favor, si tú no me perdonas lo
demás ya no importa –me abrazó por detrás y cerré los ojos al sentir su cuerpo
pegado al mío, percibí los latidos acelerados de su corazón y su perfume me
envolvió por completo – ya perdóname, ¿sí corazón? – susurró en mi oído, sabía
bien como desarmarme.
– ¿No más mentiras ni engaños? – dije con un hilo de voz.
– Te lo prometo.
Me di la vuelta y nos besamos frenéticamente, parecía que
teníamos meses separados, nuestras bocas se devoraban sedientas del elixir que
emanaba de ambos, sus manos viajaban por mi espalda y yo lo tenía sujetado por
el cuello apretándoselo con las yemas de mis dedos, mientras sentía como mi
cuerpo se excitaba por completo. De pronto, se escuchó que tosían y nos
separamos de inmediato, era Scott y deseé que la tierra me tragara, con pánico
lo miré, la expresión en su rostro era seria.
– Buenas tardes – dijo en tono firme.
– Buenas tardes, Tom Kaulitz – respondió extendiéndole la
mano ya que yo estaba en shock sin poder hablar.
– Sí te recuerdo, eres el hermano de Caroline, ¿no? –
exclamó estrechándole la mano.
– El mismo, perdón por lo que acabas de presenciar… –
comenzó a explicar.
– No necesito detalles – interrumpió – mañana hablamos
__, voy a ver a un cliente – añadió mirándome y sólo pude asentir con la cabeza
– gusto en verte Tom, dale saludos de mi parte a Caroline, por favor.
– Claro, con gusto, hasta luego.
Y se fue, yo sentí que estaba a punto de desmayarme, si
había despedido a Olivia por el escándalo en un centro comercial, ¿que podía
esperar yo si me había pillado en mi oficina en un acto poco decoroso? Vi que
Tom se asomó y luego de unos segundos volvió a entrar y cerró la puerta, supuse
que lo vio entrar al ascensor, yo seguía paralizada y él hizo a un lado al oso
y luego se paró frente a mí.
– ¿En qué estábamos? – dijo sonriéndome mientras me
abrazaba.
– Tom, basta por favor, puede regresar, además todavía
hay otras personas trabajando – repliqué poniendo mis manos sobre su pecho.
– Tú lo has dicho, trabajando y no creo que tu jefe
regrese – me dio unos besos en el cuello – además tú y yo no hemos terminado de
reconciliarnos y no puedo esperar – agregó apretando mis nalgas con sus manos.
– Tengo que terminar unos pendientes – respondí
acariciando su pecho.
– Este es el más importante, todo lo demás puede esperar.
Volvimos a besarnos desesperadamente, la interrupción
hizo que las ansias aumentaran. Me hizo caminar mientras nuestras bocas seguían
unidas y yo desabrochaba presurosa los botones de su camisa, sentí que mi
espalda chocaba con la puerta, entonces comencé a besar su torso en tanto él
deslizaba sus manos por debajo de la falda para quitar mi ropa interior, yo
desabroché velozmente su cinturón y su pantalón, deseosa de sentirlo ya dentro.
Levanté los pies para deshacerme por completo de la
prenda que estorbaba y él subió la falda casi hasta la cintura, me tomó de las
nalgas para que lo rodeara con mis piernas y entró en mí, me mordí el labio
para que el grito no se me escapara y apreté sus hombros, él comenzó a moverse
con rapidez, era demasiado intenso el deseo como para hacerlo lento, sentía mi
cuerpo arder en cada movimiento, lo sujetaba fuertemente de la espalda mientras
me perdía en el inmenso placer que estaba sintiendo. Buscó mi boca y me besó
ansiosamente, después de unos instantes rompió el beso, pero nuestros labios
permanecieron unidos y sentimos como ambos llegábamos al orgasmo exhalando el
uno en el otro mientras yo lo apretaba de la espalda, volvió a besarme saliendo
de mí y yo bajé mis piernas.
– Esto sí es una muy grata reconciliación completa, voy a
hacerte enojar más seguido – dijo mirándome a los ojos con mi rostro entre sus
manos.
– No te acostumbres, quizá la próxima vez no corras con
tanta suerte.
– Te amo __, te amo – dijo en mis labios desarmándome
completamente.
– Yo también te amo Tom – respondí con voz apenas audible
sin quitarle mi vista de sus ojos y volvimos a besarnos.
Después nos abrazamos con fuerza sin decir nada, pero yo
tenía la sonrisa imbesil tatuada en mi cara, no sólo habíamos hecho el amor,
porque en esta ocasión así había sido, no sólo sexo, me había dicho que me
amaba y mi corazón no podía sentirse más dichoso, pero de pronto, un detalle
cruzó por mi mente y me separé para mirarlo, él notó mi confusión y también me
miró desconcertado.
– ¿Qué sucede corazón?
– Tom – pasé saliva – tú no… esta vez no usaste
protección.
– Ya no tengo porque hacerlo, las cosas han cambiado, nos
amamos, ya no es necesario – respondió frotando su nariz en la mía.
– Pero… – no pude completar la frase, esa idea me
aterraba sólo de pensarla.
– ¿Existe algún riesgo? – preguntó separándose un poco
para verme a los ojos.
– No, hoy no – dije no muy segura, necesitaba hacer bien
las cuentas.
– Ya quita esa cara, si te tranquiliza seguiré usando,
¿vale?
– Vale, sólo cuando haya riesgo – respondí sonriéndole
mientras pensaba en que tenía que buscar algún método anticonceptivo para mí.
– Lo que tú digas corazón, yo haré lo que tú me pidas –
me dio otro corto beso en los labios y luego me abrazó de nuevo.
– Bueno, por el momento dejarme trabajar, tengo que
terminar unos asuntos urgentes, no puedo irme hasta que los acabe – dije
separándome.
– Bien, me quedaré contigo, al fin que todo mundo piensa
que sigo en Europa – respondió mientras se arreglaba la ropa.
– ¿En serio no tendrás problemas por venir así de
improviso? – pregunté en tanto me colocaba mi ropa interior y acomodaba mi
falda.
– No, pero tengo que reportarme.
– ¿Cuando regresarás? – pregunté casi con pánico, ahora
lo extrañaría mucho más.
– Pasado mañana, quería quedarme hasta el domingo, pero
me es imposible, el viernes tengo una cena a la que no puedo faltar, es el
cumpleaños de uno de los socios y podrá disculparme el que no haya ido a la
junta, pero no el que falte a su festejo y también Caroline irá a visitarme
porque habrá una pequeña boutique en el hotel y quiere ver el espacio, llega el
sábado por la tarde.
– No te preocupes, yo entiendo que tienes una vida y
muchos asuntos que atender – dije caminando para sentarme en mi silla.
– __, yo no te voy a dejar sola, ¿vale? – exclamó
tomándome de un brazo para que volteara – siempre he sabido administrar mi
tiempo y debes creerme cuando te digo que nada es más importante que tú –
añadió entrelazando ambas manos con las mías – nunca, grábatelo bien, nunca mis
negocios han estado por encima de las personas que quiero, tengo todo planeado
y organizado para poder pasar el fin de semana entero en Miami para la boda de
Caroline, a la que tú me vas a acompañar, por cierto.
– Aún no sé si pueda – dije en tono juguetón.
– Pues, si no puedes te secuestro, pero de que irás a esa
boda conmigo, irás – respondió pegando su frente a la mía.
– Está bien, pero ya déjame trabajar o nunca saldremos de
esta oficina.
– Yo no tendría ningún inconveniente en quedarme aquí
contigo encerrado.
– Ya basta Tom, en serio.
CAPITULO # 27 (FIN DEL MARATOM)
Me dio otro pequeño beso en los labios y nos soltamos, me
hizo la silla hacia atrás para que me sentara, como todo un caballero, y seguí
trabajando en el ordenador. Él se sentó frente a mí y sacó su Iphone. Hizo un
par de llamadas mientras yo seguía trabajando con el logotipo, después vi que
escribía y escribía en el aparato. Cuando terminó con sus asuntos, movió la
silla para sentarse a mi lado, le expliqué un poco lo que estaba haciendo,
luego respondí unos mails y terminé un par de pendientes más. Y finalmente como
a las ocho salimos de la oficina, cargo al oso y después tomo su pequeña
mochila que había dejado en recepción, mientras yo me reía divertida, saqué mi
celular y le tomé una foto con el oso en las manos.
– ¿Podemos ir a tu departamento corazón?, ahora Julieta
está en el mío y no quiero que nadie sepa que estoy aquí – dijo al salir del
edificio.
– No lo sé, podrías quedarte en alguna suite del Hotel
Rose Imperial.
– Por supuesto, siempre y cuando tú te quedes conmigo,
recuerda que vine única y exclusivamente para estar contigo.
– Claro que te puedes quedar en mi departamento –
respondí sonriendo.
Le hice la parada a un taxi y subimos los tres, porque al
oso lo pusimos en el asiento de adelante, al lado del conductor que nos miro
extrañado, le sonreímos y subimos a la parte trasera, íbamos abrazados sin
decir nada, escuchábamos la música de fondo que traía el taxista.
Al cabo de unos veinte minutos llegamos a mi
departamento, Tom volvió a cargar el oso y yo volví a reírme, se veía tan
lindo, entramos y le indiqué donde estaba mi habitación para que lo dejara ahí
en tanto yo entraba a la cocina a ver que había para cenar, pero no tenía nada
digno y se lo dije, entonces propuso pedir una pizza y se sentó en el sillón
mientras le servía un vaso de agua. Se lo llevé y me jaló para que me sentara
en sus piernas, me quejé porque no alcanzaba el teléfono y me lo pasó, pedí una
pizza de peperoni mientras él me besaba el hombro, yo le recriminaba con la
mirada, pero él seguía y se reía por mis expresiones.
– Listo, en media hora llega – dije entregándole el
teléfono de vuelta.
– Bien, tiempo suficiente– exclamó acostándome en el
sillón y se colocó encima de mí.
– Eres insaciable Tom, ¿te tomas algo? – exclamé
acariciando su cabello.
– Tú eres mi mejor estimulante y esta noche lo único que
quiero es hacerte feliz, amarte como mereces – respondió para luego besarme
apasionadamente mientras sus manos se deslizaban por mi cuerpo.
Aún estaba perdida en la intensa sensación del clímax que
acababa de alcanzar, gracias a sus profundos besos en mi parte más intima,
cuando tocaron la puerta, miré asustada a Tom y me dio una gran sonrisa y un
ligero beso en los labios.
– Yo abro, no te preocupes – dijo y se levantó del
sillón.
Yo me quedé ahí, sumida para evitar que el repartidor me
viera y cuando Tom cerró la puerta me enderecé, tomé mi blusa del suelo y me la
puse, aún seguía dándome vergüenza que Tom me viera desnuda y más si él estaba
completamente vestido, puso la pizza en la mesa del comedor mientras yo me
levantaba y caminaba.
– ¿Adónde vas, corazón?
– A ponerme algo encima.
– ¿Para qué si te lo voy a quitar? – exclamó divertido y
sensual.
– Bueno, no voy a comer desnuda mientras tú estás
vestido.
– Eso se arregla muy fácil, ahora me quito la ropa.
– No te atrevas, eso es algo que quiero hacer yo con mis
propias manos.
– Uy, siendo así no moveré un dedo y te obedeceré.
Le sonreí y entré a mi habitación, me puse una camisa
larga y amplia, aproveché para ver lo que realmente me interesaba, el
calendario, no quería llevarme una sorpresa, no estaba preparada para una
responsabilidad tan grande y menos sin planearla, además, aún no sabía
exactamente el rumbo que tomaría la relación con Tom, así que para que tomar
riesgos innecesarios, sólo esperaba que estuviera preparado como siempre si
resultaba que estaba en uno de esos días peligrosos para tener relaciones sin
protección. Afortunadamente no lo estaba, y me hice una nota mental de llamar
al día siguiente al ginecólogo para sacar una cita.
Salí y me senté al lado de él, que estaba en el sillón
mirando el televisor, me dio un pedazo de pizza y él tomó otro. En eso pasaron
un sensual comercial de Jaxon y Diana, donde anunciaban una marca de
preservativos que de inmediato reconocí.
– ¿Seguro que no eres el dueño de la empresa?
– No, cuando hicieron el anuncio parte de su pago fue en
especie y como Jaxon no los necesita, porque está casado, me los regalo a mí.
– Ahora comprendo porque siempre estás preparado.
– Y vieras el dinero que me ahorré – respondió divertido.
Terminamos de comer y fui a lavar los platos mientras él
veía el noticiero. Regresé y me senté en sus piernas de nuevo, él me abrazó de
la cintura y yo recargué mi cabeza en su hombro, comencé a darle pequeños besos
en el cuello y él suspiró, fui desabrochando su camisa y apagó el televisor, me
cargó y me llevó a la habitacion , cerró la puerta con su pie y me colocó en la
cama, yo me levante y terminé de quitarle la camisa, le besé el torso en tanto
le desabrochaba el cinturón y el pantalón, lo bajé al igual que su bóxer,
entonces él me detuvo.
–Te dije que te haría feliz, esta noche es sólo para ti –
exclamó quitándome la blusa y luego él terminó de quitarse su ropa.
Miró mi cuerpo completamente desnudo, entrelazamos las
manos y frotó mis labios con los suyos para después besarme dulce y
apasionadamente mientras apretábamos las manos como si quisiéramos fundirlas en
una sola. Después me hizo acostarme en la cama y tomó una de mis piernas,
empezó a besar desde el tobillo, en tanto una de sus manos bajaba por ella
acariciándola suavemente, subió besando hasta mi pantorrilla, ahí se entretuvo
un rato y después siguió hasta la parte trasera de mi rodilla, cada beso y cada
caricia elevaban mi pulso y mi respiración, era tan cierto eso de que sabía
exactamente donde tocarme y cómo hacerlo, lo miraba hacer su ritual y eso me
excitaba más, realmente estaba disfrutando del sabor de mi piel.
Llegó a mi muslo y se concentró en él; besándolo,
lamiendo, succionando para luego detenerse en mi entrepierna, sentía su aliento
sobre la piel y se me erizaba, a cada momento más anhelaba por sentirlo dentro
de mí. Pasó por mi pelvis, se detuvo en mi ombligo, yo doblé la otra pierna y
él la acarició con las yemas de sus dedos y después delicadamente con sus uñas,
la sensación me hizo arquearme y volvió a pasar sus uñas a lo largo de toda mi
pierna, para este punto mi respiración era totalmente errática y los jadeos
escapaban cada vez con más frecuencia.
Llegó a mis senos y estuvo besándolos y acariciándolos en
tanto mis manos se entretenían con sus cabellos finos y sedosos. Siguió
subiendo dejando besos entre mis pechos y continuó con su camino de besos ahora
en mi cuello, con sus dientes jugó con él y yo apretaba su espalda, continuó
hasta el lóbulo de mi oreja y luego exhaló en ella, todo mi cuerpo se erizó
ante su tibio aliento, besó mi frente, mis párpados, mis mejillas, mi nariz y finalmente
mis labios que lo devoraron con impaciencia. Se separó escasos milímetros
mirándome con pasión y deseo, pero había algo nuevo en su mirada, algo aún más
excitante, un brillo que en nada se parecía al de nuestro primer encuentro.
– Tom, hazme el amor – musité con voz apenas audible
Me respondió con una gran sonrisa en su rostro, tomó mis
piernas y las subió para que quedaran sostenidas en sus hombros y entró en mí,
esta vez dejé que el gemido se escuchara, él volvió a sonreír mientras entraba
y salía en un delicioso ritmo que me hizo apretar la colcha. Nos mirábamos
fijamente, ambos estábamos sumergidos en el inmenso placer que
experimentábamos, el no poder besarnos intensificaba aún más la excitación y el
goce del momento, además, que podíamos observar plenamente las expresiones
retorcidas de cada uno, en tanto, nuestros gemidos se mezclaban en el aire envolviendo
la habitación. Tom aumentó el ritmo de sus movimientos más y más,
enloqueciéndome, haciendo que me perdiera completamente en el deleite que su
cuerpo me proporcionaba y de pronto una nueva y cálida sensación recorrió mi
interior cuando él llegó al orgasmo y sus fluidos me inundaron provocando que
yo también llegara al éxtasis emitiendo un intenso grito que se unió al de él.
Volvimos a amarnos un par de veces más, casi sin
descanso, nos cubrimos de besos y caricias, repetíamos nuestros nombres sin
cesar, a la par de apasionadas palabras que antes no decíamos y que hacían que
la experiencia fuera aún más satisfactoria.
– Hasta mañana Tom – dije con la voz adormilada y los
ojos casi cerrados.
– Hasta mañana corazón – me dio un pequeño beso en la
mano – te amo.
– Yo también te amo.
Nos quedamos dormidos con las manos y las piernas
entrelazadas. La alarma incesante del despertador sonó y a mí me parecieron que
habían pasado apenas cinco minutos desde que me dormí. Me estiré para apagarlo
y sentí su brazo aferrado a mi cintura y su cuerpo pegado al mío, era
inevitable que una sonrisa se dibujara en mi cara. Tomé su mano para retirarla
y levantarme, pero me apretó más contra él.
– Tom, tengo que ir a trabajar – repliqué.
– No vayas.
– Amor, yo qué más quisiera que quedarme aquí contigo,
pero en verdad no puedo, estoy llevando casi la mitad de las cuentas de la
agencia y hay mucho que hacer – dije colocándome encima de él.
– Repórtate enferma, por favor – suplicó acariciando mis
brazos.
– En serio que no puedo, además, recuerda que Scott nos
vio ayer juntos, seguro no lo creería – respondí enmarañando aún más su
cabello.
– __, no debe preocuparte el quedarte sin trabajo, yo
tengo muchos contactos, podría recomendarte en la mejor agencia de Nueva York.
– Te lo agradezco Tom, pero prefiero ganarme las cosas
por mí misma, no quiero que digan que si tengo trabajo es por ti y no por mi
talento.
Me sonrió, deslizando su dedo pulgar por mis labios y
luego me besó en tanto su mano bajaba aún más allá de la cintura haciendo que
mi pulso se elevara mientras sentía como su cuerpo reaccionaba debajo del mío.
– Tom, por favor, tengo que meterme a bañar – objeté en
un susurro.
– Sólo otro beso, ¿sí? – respondió dando la vuelta para
quedar sobre mí.
Hola!!! como estan? espero que bien! FELIZ AÑO atrasado :( siento si no pude agregar el 31 pero tanto la semana pasada como la anterior estuve muy ocupada pero ya todo regresa a la normalidad xD ... Bueno que esten bien y espero ver muchos comentarios, hasta pronto :)
FELIZ AÑO! para ti también ! :D.....Como siempre caps geniales Tom cada vez mas lindo... solo espero que no tenga problemas con Scott ....cuídate!! :)
ResponderEliminaruyyyy !!! pero que encanto *-* que bellos se dijeron te amo <3 <3 que bello bello bello !!! :DDD !!! feliz anio paa ti igual ! muchas bendiciones :3
ResponderEliminarFeliz año Virgii!!
ResponderEliminarMe encanto la fic.. Al fin ya se declararon su amor!! Todo esta bien. Ojala siga asii
Subeee ;)
hayyyy q bello es Tom esta verdaderamente enamorado de (Tu nombre) eso me alegra mucho y ya xfin estan juntos jejejeje y me gusta cuando se pone celoso y le llego con ese oso ya me lo imagino y sobre su reconcialiacion super hooot.. una pregunta ella quedara embarazada???
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