Capitulo
13
Minutos después llegaron el Dr. Kaulitz y su esposa
Simone, y me dio tanta tristeza al verlos tomados de la mano, sonrientes,
felices y orgullosos, deseé que mis padres algún día se hubieran visto así,
pero ni siquiera podían hablarse por teléfono, es más ni a mí me llaman por sus
múltiples ocupaciones, según.
Un mesero pasó y de la bandeja tomé una copa de champagne
que me bebí de un solo trago, necesitaba valor para el momento que
inevitablemente ocurriría. La siguiente en llegar fue precisamente Caroline, de
la mano de su novio, del que no recordaba su nombre, pero que extrañamente su
rostro me resultaba familiar, se parecía a alguien que conocía pero no sabía a
quién. De inmediato los fotógrafos se acercaron a ellos y ambos posaron, ella
con una gran sonrisa y él un poco tímido, se veía que no estaba acostumbrado a
las cámaras.
Siguieron llegando más invitados, incluido Scott que iba
con su esposa, de inmediato me acerqué a saludarlos y él me felicitó por lo
bien que el salón lucía y por toda la organización del evento, tuve que
recordarle que lo había organizado en conjunto con Olivia, pero él me sonrió y
me dio unas palmaditas en el hombro. Me quedé hablando un buen rato con ellos y
me bebí otra copa de champagne.
Después Caroline se acercó a Olivia y a mí y nos saludo
con un gran abrazo, de inmediato noté el hermoso anillo de oro, con un diamante
al centro, que portaba en su dedo anular de la mano izquierda, debía ser de
compromiso, sin duda.
– Muchas gracias chicas, todo está espectacular.
– No tienes nada que agradecer, es nuestro trabajo y lo
hacemos con gusto – respondió Olivia.
– Y los vestidos les quedaron perfectos, ustedes también
van a pasar a modelar, ¿eh?
– No Caroline, de ninguna manera, te lo agradezco, pero
no hay forma alguna de que yo me suba a esa plataforma – dije un tanto seria y
con miedo.
– Pero si te ves hermosa ___, aunque yo había pensado que
te pusieras el vestido rojo, no es que se te vea mal a ti Olivia, para nada,
pero los elegí pensando en sus respectivas personalidades.
– Por eso yo traigo el rojo, ____ es muy tímida y quiere
pasar desapercibida.
– Pues yo percibo en ella un lado muy sensual que debería
explotar – aseguró guiñándome el ojo.
–Caroline.. que cosas dices – exclamé muerta de la
vergüenza, con la cara roja como tomate, si supiera cuanto había explotado esa
parte con su hermano.
Entonces, vi que los fotógrafos corrían a la puerta y
volteé motivada por la curiosidad y lo vi entrar, Tom Kaulitz en todo su
esplendor, vistiendo un smoking y corbata negra , con una camisa blanca, el
cabello un poco más arreglado que de costumbre, pero sin perder su toque, era
un monumento a la belleza masculina. Mi corazón empezó a latir a toda prisa
mientras lo veía posar junto a Julieta, quien lo tenía tomado por un brazo, no
pensé que vendría con ella, pero claro, no podía llegar solo tampoco.
Me excusé con Caroline al ver que caminaban directamente
a ella y me fui a meter a la cocina, con el pretexto de ver si ya tenían listos
más bocadillos. Me quedé ahí varios minutos hasta que escuché que el maestro de
ceremonias le pedía a la audiencia que tomaran asiento porque estaba por
empezar el desfile. Salí a ocupar mi lugar y en el camino me atajó Julieta.
– ___, ¡que sorpresa verte aquí!, ¿y Zayn? – exclamó
abrazándome.
– No pudo venir, está en un viaje de negocios – respondí
al separarnos.
– Ese hombre no cambia, no sabía que eras amiga de
Caroline.
– No lo soy, yo trabajo en la agencia de publicidad que
organizó toda la promoción del evento y de la línea de ropa.
– ¿En serio?, ¿eres la responsable de los espectaculares
que hay en la calle?, te felicito, están geniales.
– Bueno, en realidad mi compañera Olivia es la que lleva
la cuenta, yo sólo estoy como apoyo.
– Buenas noches – dijo Tom parándose a su lado y pasé
saliva al verlo.
– Buenas noches – respondí con voz ronca por la
impresión.
–No pensé encontrarte aquí – agregó extendiéndome la mano
para saludarme.
– Soy una de las encargadas de la logística del evento –
dije estrechándole la mano que me acarició sutilmente con su dedo pulgar.
– Felicidades, el salón luce de maravilla – dijo mirándome
de pies a cabeza.
– Gracias, pasemos a tomar asiento, el desfile ya va a
comenzar – agregué nerviosa soltando mi mano de la prisión de la suya.
Me senté en una fila delante de ellos, en diagonal, el
presentador anunció a Caroline y ella subió y dio las palabras de bienvenida,
agradeció a todos los presentes, incluida su familia y su prometido Dylan Ross,
ahí supe porque su rostro me era familiar, era hermano de Diana, vaya sorpresa,
supuse porqué ella lo conoció.
El desfile dio inicio y yo sentía las insistentes miradas
de Tom, eso me ponía más nerviosa y cuando volteaba a mirarlo me sonreía
seductoramente. Hubo un momento en el que ya no resistí y hui de ahí, me metí a
la bodega que se había adecuado como vestidor para las modelos y en la cual
había un caos con gente entrando y saliendo. Me senté en un sofá, que había en
una esquina, tratando de guardar la compostura, puse mis codos sobre mis rodillas
y me llevé las manos a la cara cubriéndome los ojos.
– ¿Cansada o nerviosa? – escuché que me dijo con su
hermosa voz.
– Cansada, ha sido una semana muy pesada – respondí
después de aclarar mi garganta, levantando la cara, estaba parado frente a mí, sonriéndome.
– Necesitas relajarte – dijo poniendo su mano en mi
hombro y apretándolo suavemente, ¿por qué insistía en torturarme?
– Gracias por el consejo, lo tomaré en cuenta – dije
mirando hacia el suelo, conteniendo mi respiración.
– No es un consejo – deslizó su mano por mi brazo – es
una invitación – agregó y bajó hasta llegar a mi mano que tomó.
– ¿Estás loco?, afuera hay un mundo de gente, incluida tu
familia y tu novia, no voy a ir a esa habitación arriesgándome a que alguien
nos vea – exclamé tratando de soltarme, pero no lo conseguí.
– La gente está muy entretenida con el desfile, incluida
mi familia y mi amiga, además jamás mencione subir a la habitación – dijo
mientras me hacía ponerme de pie – hay otros lugares, usemos la creatividad –
agregó apretando mi mano.
– ¿Y qué paso con tus reglas? – pregunté tratando de
controlarme.
– Ya son obsoletas, claro que si quieres, se pueden poner
unas nuevas.
Comenzó a caminar y no me había percatado que al fondo
había una pequeña puerta, la abrió y me hizo entrar. Me di cuenta que era una
pequeña bodega donde guardaban cosas para el aseo. Entró y cerró la puerta,
quedamos completamente a oscuras, sólo se colaba un poco de luz por debajo de
la puerta y sentí miedo, la adrenalina estaba subiendo a mi cabeza, pero temía
que alguien pudiera abrir la puerta.
Sentí sus manos en mi cintura, atrayéndome a su cuerpo y
su boca besándome desenfrenadamente, con hambre y le correspondí de la misma
forma, había extrañado tanto esos besos, aunque este era más intenso, mi cuerpo
de inmediato se encendió, ese hombre era mi perdición. Subió lamiendo al lóbulo
de mi oreja mientras una de sus manos apretaba mi nalga por encima del vestido,
un jadeo se me escapó, su cuerpo estaba reaccionando de la misma forma que el
mío. Mis manos se movían hacia su pantalón para desabrochárselo, las suyas
subieron presurosas por mis muslos y las deslizó por debajo del vestido,
alcanzó mi ropa interior y comenzó a bajarla, le ayudé a deshacerme de ella con
las piernas.
Me recargó en una especie de estantería y sus dedos se
dirigieron a mi parte íntima que comenzó a frotar en tanto yo lograba por fin
desabrocharle el pantalón, se lo bajé un poco al igual que su bóxer y acaricié
su erección. Segundos después, él se separó lo necesario para ponerse el
condón, mientras yo sentía mi respiración agitada. Sentí que colocaba su
miembro en la entrada de mi sexo y yo subí una pierna y la coloqué en su
cadera. Él me ayudó, poniendo su mano en mi muslo mientras lo sentía entrar en
mí con fuerza, me mordí el labio para no gritar, él se movía en mi interior
ávidamente y al mismo tiempo me besaba para silenciar los gemidos que no
podíamos reprimir, mis manos estaban aferradas a su espalda por debajo de la
camisa que había desabrochado a la mitad. Rompimos el beso para respirar.
– ¿Me extrañaste? – susurré con la voz entrecortada.
– No tienes idea cuanto – respondió en mi oído con su voz
distorsionada.
– Muéstrame que tanto – agregué apretando su espalda.
Él acelero más sus movimientos mientras lamía mi cuello,
yo seguía aferrada a su espalda y la acariciaba, él me apretaba el muslo y su
otra mano estaba en mi cintura, volvimos a besarnos ansiosamente, después nos
separamos y lamí su cuello.
– Te extrañé tanto ___ – susurró en mi oído mientras
seguía moviéndose en mi interior.
– Repítelo – pedí vuelta loca porque había pronunciado mi
nombre.
– Te eché muchísimo de menos… ___.
En su boca fue como música para mis oídos y sentí como
una intensa corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo al llegar al éxtasis
total y ahogué el gemido en su cuello.
– Yo también te eché de menos… Tom – en ese instante
sentí como llegaba él al orgasmo mientras me besaba con fiereza para evitar
gritar.
Después se separó de mis labios y puso su cabeza en mi
hombro, sentí su tibio aliento en mi piel y lo sujeté con más fuerza, su
miembro seguía dentro de mí y él me abrazó fuertemente tratando de controlar su
respiración al igual que yo.
CAPITULO 14
– Debemos regresar al desfile – dije en voz baja.
– ¿Siempre eres así de responsable? – replicó en tono
serio.
– Incluso más.
– Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.
– Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.
– Podrá perdonarme.
– ¿Siempre eres así de terco?
– Incluso más.
– En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe
está aquí – insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse,
aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.
– Está bien, tú ganas esta vez – dijo entregándome mi
ropa interior.
Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo
saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era
tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de
ahí y Tom me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a
verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba
en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme
perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo
el suyo, no habia más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en
realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.
Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después
llegó Tom muy sonriente y se sentó al lado de Julieta, ella se recargó en su
hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la
confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento
familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí
entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo
él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.
El desfile terminó y Caroline nos agradeció a Olivia y a
mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, Tom hasta se
puso de pie muy entusiasmado. Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo
también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.
– ¿Dónde estabas ____? – preguntó inquisidoramente
Olivia.
– Fui a ver a las modelos.
– Que raro, yo fui allá y no te vi.
– Es que también fui al baño.
– Ah, vale – respondió no muy convencida.
Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a
un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no
estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le
di una pequeña mordida
– Uf, no hagas eso en mi presencia… me trae muy gratos
recuerdos – dijo Tom detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.
– Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé
dandome la vuelta para encararlo.
– Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te
ves comiendo.
– Estás loco – dije mirando hacia el techo.
– Puede ser, pero, ¿no te fascina? – exclamó guiñándome
un ojo.
– Pero, ¿ustedes se conocen? – dijo de pronto Caroline
parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar
que hubiera escuchado el comentario de Tom , pero pensé que no tendría esa
sonrisa en el rostro.
– Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad –
respondió él muy seguro.
– Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás
me imaginé que fueras amiga de Tom , no te ofendas hermanito, pero tienes unas
amistades – dijo dándole palmaditas en el hombro – no lo digo por Julieta ,
ella es aparte, pero te he conocido cada “amiguita” – agregó mirando hacia
arriba.
– Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos
visto desde ese entonces – dije siguiéndole el juego.
– Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad
hermanita? – dijo abrazándola cariñosamente – además aquí entre nos Julieta ,
si no fuera porque le ayude en matemáticas ___ aún no se graduaría.
– ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos
deliciosos chocolates?
– La misma – respondió muy seguro dándome una mirada de
complicidad.
– Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba,
pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a él en pago a sus clases, en
lugar de…
– Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de
las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos –
interrumpió mirándome seriamente.
– Ay sí Tom, como si desconociera la forma en que te
cobrabas, fui a la misma clase que tú, ¿recuerdas?, creo que aún sigue ahí tu
fama,
-Por eso ella me caía bien, porque nunca sucumbió ante
tus encantos.
– Más bien dirás que te encantaban los chocolates.
– También, pero eso es aparte, definitivo, __, tienes que
ir a mi boda, no voy a permitir que este hermano mío vaya con nadie más que no
seas tú.
Yo me quede paralizada y abrí los ojos como platos, no
podía expresar palabra alguna, una cosa era seguirle el juego de que nos
conocíamos desde antes, con tal de ocultar la verdad que su familia ignoraba y
otra muy diferente era llevar la farsa hasta esos extremos, yo no podía ir a
esa boda y no creía que él tampoco lo quisiera, lo más probable es que ya
hubiera invitado a alguien para acompañarlo.
– Genial idea hermanita, como me tienes sentenciado, no
he invitado a nadie.
– Es que es la boda de tu única hermana y no quiero un
escándalo como en la de Jaxon – puso su mano en mi brazo – no sabes ___ la
vergüenza que nos hizo pasar la chica con la que fue a la boda de mi hermano
mayor, se puso a bailar como bailarina exótica a mitad de la fiesta y a
quitarse la ropa, obvio los hombres estaban encantados, pero los papás de
Diana, o sea, mi cuñada, casi piden la anulación del matrimonio ahí mismo, mi
papá tuvo que hablar con ellos y tranquilizarlos, claro, después de que sacaron
a la susodicha, que por cierto, estaba pasadita de copas.
– Que exagerada eres Caroline, no fue para tanto.
– ¿Ah, no?, ¿quieres que ahorita vaya por Jaxon y Diana
para que se lo confirmen?
– No es necesario hermanita, ese no es el punto.
– Así que comprenderás, ___, que obvio no voy a dejar que
vaya a la mía con cualquiera, es mucho mejor que asista con una vieja amiga,
además tú eres una chica linda, responsable y muy decente.
Yo seguía sin poder hablar, si Caroline supiera cómo
había conocido en realidad a su hermano y lo que acabábamos de hacer hace un
par de horas, no me tendría en tan buen concepto y mucho menos me invitaría a
su boda, quizá debía decirle la verdad para que se le quitara esa idea de la
cabeza. Y lo peor es que Tom me miraba divertido y con una sonrisa triunfante,
en definitiva ese hombre disfrutaba con mi sufrimiento, yo le di otro sorbo a
mi copa antes de hablar.
– Gracias Caroline, pero…
– Ningún pero, no voy a aceptar una negativa de tu parte,
la boda es en dos meses y ahí te quiero ver, por cierto, no veo a mi novio, iré
a buscarlo – dio dos pasos y se volteó a verme – no excusas ___ – agregó y me
guiñó un ojo.
– Es una lástima que no te guste el chocolate, se me
había ocurrido una idea genial – dijo pícaramente y después tomó un bocadillo.
– Pero, ¿cómo puedes decirme eso después de lo que acaba
de decirme tu hermana? – pregunté angustiada, ¿que acaso él no podía pensar en
otra cosa que no fuera sexo?
– No hay nada que decir al respecto – se llevó el
bocadillo completo a la boca.
– ¿Perdón?, tu hermana cree que nos conocemos de años,
que soy casi un modelo a seguir y encima parece estar empeñada en que vaya a su
boda con–ti–go.
– Así es Caroline, cuando se le mete una idea en la
cabeza, no hay poder humano que se la quite, pero yo no le veo mayor problema a
lo que te dice, mejor que siga pensando que eres un modelo a seguir, y en
cuanto a la boda, vamos y ya.
– ¿Y lo dices tan tranquilo?, se te olvida un pequeño
detalle, yo tengo novio.
– Eso no es problema, tu novio seguramente tendrá un
negocio que cerrar ese fin de semana – aseguró irónico y serio, con una
expresión en la cara que no le había visto.
– ¿Y Julieta?
– Que no es mi novia – exclamó molesto y tomó una copa
que se bebió de un trago.
– No, por supuesto que no – dije sarcástica.
– Piensa lo que quieras.
– Perfecto, entonces ve con ella a la boda porque yo no
iré de ningún modo – aseguré.
– ¿Estás celosa? – preguntó mirándome a los ojos.
– Tú no tienes vergüenza de verdad – exclamé exasperada.
– Eso no responde mi pregunta.
– Estoy tan celosa de Julieta como tú lo estás de Zayn,
¿satisfecho? – respondí irónica.
– ¿Alguien dijo mi nombre? – exclamó ella acercándose a
él y tomándolo del brazo, lo bueno es que no era su novia, no sé que le haría
si en realidad lo fuera.
– Compermiso, tengo que mirar unas cosas en la cocina –
dije y me alejé.
– ¿Qué le pasa? – escuché que Julieta le preguntó.
– Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento.
Entré a la cocina y me dieron ganas de tirar los
sartenes, es que no había conocido hombre más cínico en toda mi vida, mira que
negar y engañar a la novia en el mismo lugar donde ella se encontraba. Me llevé
una mano a la frente, es que yo no podía ser más estupida, ¿qué me daba ese
hombre que me hacía perder la cordura?, bueno, sí lo sabía, el mejor sexo que
había tenido jamás, pero no podía dejarme llevar por eso, debía encontrar la
forma de recobrar la sensatez.
CAPITULO 15 (FIN DEL MARATOM)
Era lunes por la noche y yo seguía en la oficina, como
iba a tomar un par de días libres porque finalmente Zayn y yo nos iríamos de
vacaciones, tenía que dejar todo listo en la oficina. Estaba concentrada
respondiendo unos mails cuando escuché que tocaron mi puerta, giré la cabeza y
casi me da un paro cardíaco cuando vi que era Tom.
– ¿Tú?, ¿qué haces aquí? – pregunté más que sorprendida.
– Buenas noches, yo muy bien, aunque no tanto como tú –
exclamó con una gran sonrisa entrando y se quedó de pie del otro lado del
escritorio.
– Buenas noches, ¿cómo estas?
– Que diferencia, primero los saludos y luego lo que
quieras.
– Ahora sí me puedes decir a que debo el honor de tu
visita.
– Caroline me pidió que te entregara esto – respondió
entregándome un sobre blanco en el que estaba escrito mi nombre con una hermosa
letra – le has caído de maravilla ya que ha sido muy selectiva con los
invitados no sé que le hiciste, pero te quiere ahí.
– Tom, pero yo… ¿tú quieres que yo vaya?
– Sería divertido, va a ser en Miami, imagínate, el mar,
la playa, el sol, la arena, tú y yo desnudos al anochecer – respondió mientras
caminaba y se paraba junto a mí, recargado en el escritorio, yo hice un poco la
silla para atrás, nerviosa – además, Caroline no te perdonaría tu ausencia y
sabe dónde encontrarte y no querrás conocerla enfadada, hasta asusta a Jaxon,
así que imagínate.
– Trataré, pero la verdad no te lo aseguro.
Me dio una de esas sonrisas arrebatadoras que elevaba mi
pulso a mil y entonces recordé lo que había fantaseado con él en varias
ocasiones, mi corazón se aceleró ante semejante idea, no imaginé que pudiera
cumplirla, lo bueno es que pasaban de las ocho y no había nadie más en la
oficina, salvo los vigilantes pero se encontraban en la planta baja, así que
decidí arriesgarme.
– Necesito ir a la oficina de mi jefe por unos papeles –
dije para despistarlo, quería tomarlo por sorpresa.
– Está bien, te espero.
Le di una pequeña sonrisa y salí, entré a la oficina de
Olivia y le agradecí su vanidad como nunca antes. Me miré en el espejo que
tenía pegado detrás de la puerta y arreglé un poco mi cabello, no sé para que
con lo que tenía planeado hacer. Caminé de puntas a mi oficina y lo vi sentado
sosteniendo y mirando una foto mía con Zayn, se me había olvidado que la tenía
ahí. Cerré despacio la puerta de la oficina y le puse el seguro, caminé
tratando de no hacer ruido y cuando estuve a su lado, le quite el
portarretratos de la mano y lo puse con la foto hacia abajo sobre el
escritorio.
Me miró y entonces yo me senté encima de él, con mis
piernas a sus costados, me sonrió sensualmente, adoraba esas sonrisas, puse mis
manos sobre el respaldo de la silla y lo besé apasionadamente, él me abrazó y
comenzó a acariciar mi espalda, devorando mi lengua, yo comencé a desabrochar
su camisa sin dejar de besarlo y él me sacaba la blusa de la falda, cuando lo
logró, acarició la piel de mi espalda y sentí que movía sus dedos para
desabrochar mi blusa, pero lo frené.
Me hice un poco hacia atrás y la desbroché yo lentamente,
él me miraba fascinado, con la sonrisa retorcida, me abrí la blusa y desabroché
el sostén, de casualidad me había puesto uno que se abrochaba por enfrente,
cuando destapé mis senos él comenzó a besarlos, pasando su lengua por mis
pezones, yo emití un suave jadeo y eché mi cabeza hacia atrás por las sensaciones
que me provocaban sus labios.
Subió mi falda y comenzó a retirar mi ropa interior, me
puse de pie para quitármela por completo y él saco un condón de la bolsa del
pantalón, me sorprendía tanto que siempre llevara uno consigo, no quise pensar
en eso, sólo disfrutar del momento. Le quite el condón de la mano, le
desabroché el pantalón y me hinqué, me llevé su erección a la boca y él emitió
un gruñido delicioso, así que seguí absorbiéndoselo con delicadeza, su cabeza
la tenía hacia atrás y se lamía los labios gimiendo con sus dedos enterrados en
mis cabellos.
Cuando ya no aguanté más, le coloqué el condón y me monté
en él emitiendo un gemido cuando lo sentí dentro de mí, él levanto la cara, me
tomó por nalgas y me ayudo a subir y bajar mientras nos besábamos
frenéticamente, yo tenía los ojos cerrados, concentrada únicamente en las
maravillosas sensaciones que me hacía sentir, me fascinaba la forma en que se
movía en mi interior. Nos separamos para respirar, pero nuestros labios seguían
juntos, jadeando, inundando nuestras bocas con el tibio aliento que emanábamos.
Le sujeté las manos y las enlacé con las mías colocándolas en los costados de
su cabeza.
– Me fascina cuando tomas el control – susurró con la voz
entre cortada.
– Te haré mi esclavo, entonces – dije mientras me movía
en círculos.
– Hazme lo que quieras… pero, no me dejes.
Le sonreí y seguí moviéndome, no quería engancharme en
sus palabras, no cuando estábamos teniendo sexo, en ese estado se dicen muchas
cosas, pero no tienen el mismo valor a cuando se dicen con los cinco sentidos
bien puestos. Apreté más sus manos cuando sentí que juntos llegábamos al
orgasmo y recargué la cabeza en el respaldo de la silla, él se soltó y me
abrazó fuertemente.
– De verdad eres maravillosa – susurró en mi oído y una
sonrisa apareció en mi cara.
Un repentino ruido nos hizo aterrizar de golpe en la
realidad y me levanté a toda prisa, con los dedos temblorosos me abroché el
sostén y abroche la blusa, abrí la puerta despacio y sólo asomé medio cuerpo,
era uno de los vigilantes que había subido a hacer su rondín habitual.
– Buenas noches señorita ___, ¿todavía por aquí? – dijo
amablemente.
– Sí, terminando una campaña, pero ya casi me voy.
– ¿Quiere que le pida un taxi?
– No es necesario, gracias.
Me sonrió y caminó a los elevadores, yo apreté los ojos
de miedo y cerré de nuevo la puerta. Me di la vuelta y Tom estaba parado justo
detrás de mí, con su dedo pulgar delineó mis labios y luego acarició mi mejilla
y bajó a mi cuello acariciándolo también.
– Debemos irnos, los policías estarán a la expectativa de
mi salida, además, deben saber que estás aquí.
– Dije que iba a otro piso, no saben que estoy aquí
contigo, es una gran ventaja que las ventanas de tu oficina tengan persianas,
no se dio cuenta de mi presencia – dijo mientras besaba suavemente mi cuello y
acariciaba mi cintura.
– Tom, por favor – dije con un hilo de voz, mi cuerpo
estaba reaccionando de nuevo a sus caricias haciéndome perder la perspectiva de
donde nos encontrábamos.
– Sólo una vez más, haré un viaje de negocios y no sé
cuando pueda regresar a Nueva Jersey, quizá nos veamos hasta el día de la boda
– anunció lamiendo mi oreja en tanto sus manos acariciaban mis senos por encima
de la blusa.
– Aún no te he confirmado que iré.
– Con mayor razón, necesito hacerte mía una vez más esta
noche.
Me besó apasionadamente mientras desabrochaba la blusa y
la bajaba dejando al descubierto mis hombros, dio pequeños besos en uno y
después siguió por mi cuello y paso hasta el otro hombro, yo tenía mis manos
entre sus cabellos. Me cargó y me depositó sobre el escritorio, como pude hice
a un lado las cosas y tiré el portarretratos al suelo, él se rio y sentí como
separaba suavemente mis piernas para enterrar su cabeza y besar mi parte más
íntima. No pude reprimir el gemido al sentir como movía su tibia lengua en mí,
puso un dedo en mi boca y comencé a chupárselo para no gritar, estaba
totalmente envuelta en las magníficas sensaciones que me estaban provocando sus
besos, en esa parte tan sensible.
Sentí que iba a explotar y él se detuvo, yo lo miré casi
con furia y él sólo me sonrió, se colocó un nuevo condón, tomó mis piernas y
entró en mí de golpe, moviéndose con desesperación, gimiendo al unísono, lo
veía morderse el labio inferior, totalmente perdido en la excitación y en la
lujuria del momento, gruñó cuando llegó al clímax, lo que provocó que yo lo
alcanzara instantes después y luego salió de mí.
El sonido de mi movil hizo que pegara un grito del susto
y hasta me llevé la mano al pecho, Tom se rió a carcajada abierta y yo le di
una mirada de odio. Alcancé el aparato y los colores se me fueron de la cara
cuando vi que era una llamada de Zayn, no quería siquiera imaginar que hubiera
pasado si se le hubiera ocurrido llamar dos minutos antes. No muy segura
contesté, sabía que insistiría.
– Hola – dije conteniendo la respiración.
– Hola ___, adivina donde estoy.
– Ni idea – no tenía cabeza ni para pensar del uno al
cinco menos para adivinar.
Miré con pánico a Tom y comencé a abrocharme la blusa y
metérmela en la falda. Comencé a buscar mis medias, pero no las veía por ningún
lado, él estaba parado cruzado de brazos viéndome seriamente, creo que había
adivinado quien me había llamado, yo levanté los hombros y moví la cabeza
negativamente, él sabía perfectamente de la existencia de Zayn, además, lo que
había entre nosotros sólo era sexo, aunque ya no existieran las reglas, al
final del día lo único que nos unía era eso, sexo sin compromiso ni ataduras.
– ¿Buscas esto? – preguntó mostrándome mis nada sexys
medias azules.
– Cómo te gusta hacerme sufrir – exclamé y levanté la
mano para quitársela pero él puso la suya detrás de su espalda – no es momento
de juegos, tengo que irme ya.
– Pues vete, yo no te estoy deteniendo.
– Dame eso de una buena vez.
– No, quiero conservar algo tuyo hasta que vuelva a
verte.
– Pero eso no – grité entre seria y asustada.
– ¿Por qué no?
– Por obvias razones que no quiero repetirte, dámelas ya
y estoy hablando en serio.
– ¿O qué?, ¿vas a llamar a los policías?
– Ash, me estás desesperando en serio, ya déjate de
juegos.
– Hasta luego ___, que pases buenas noches.
Hola!! Bueno aqui esta el maraton ... Espero les este gustando la historia. Bueno sin mas que decir me despido y que esten bien... ADIOS :D
La invito a la boda!!!...ay! casi los descubre el policía .. y Zayn que mal momento para aparecer jajaja ..estuvo genial!! :D porfis síguela me encanta
ResponderEliminarCuídate!! :)
Ay esta buenizimaaa!! Ua no hay reglas "!
ResponderEliminarSihuelaaa amo la fic
jajajaja q risa me imagino la cara q habra puesto (Tu nombre) cuando la llamo Zayn y a todas estas donde estaba Zayn??? q el le dijo adivina en donde estoy?? hay ese Tom tan sensual como siempre para mi q ya se estan enamorandoooo..
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